En 2007, Robert Greubel, Stephen Forsey y Philippe Dufour, al ver que la industrialización y la automatización iba en aumento en el mundo de la relojería, decidieron unir fuerzas para transmitirle a un alumno sus conocimientos sobre técnicas y conocimientos ancestrales que estaban a punto de desaparecer.
Este alumno debería aplicar las técnicas aprendidas para elaborar un reloj utilizando únicamente sus manos y máquinas antiguas. A su vez, luego debería transmitir los conocimientos adquiridos a las generaciones venideras para rescatar del olvido una forma de entender la relojería.
El elegido fue Michel Boulanger, profesor de relojería en el Instituto técnico Diderot de París quien todos los meses acudía a La Chaux-de-Fonds para recibir los consejos de Robert Greubel, Stephen Forsey y Philippe Dufour, así como de otros especialistas que trabajaban en Greubel Forsey. Luego de seis años, Boulanger realizaría una pieza excepcional, un reloj de pulsera accionado por un movimiento de tres agujas de cuerda manual y dotado de un mecanismo de tourbillon según la gran tradición de los relojeros del siglo XIX.
Entrevistado por “H|M|S - Horas, Minutos y Segundos” en el Salón Internacional de Alta Relojería de Ginebra (SIHH), Boulanger nos contó la historia de este fantástico proyecto: